Abraham Lincoln dijo aquello de que puedes engañar a todo el mundo algún tiempo, y a algunos todo el tiempo, pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo.
Iba a decir que el psicópata
de La Moncloa parece decidido a intentar engañar a todo el mundo todo el
tiempo, pero me he dado cuenta de que no es así. Realmente, lo que pretende es
mantener engañados a todos los que pueda todo el tiempo que pueda, porque en
ese lapso seguirá aposentando su tafanario en los mullidos cojines de la
presidencia del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de
padecer.
Por eso se inventa las
trolas que se inventa; y cuando le pillan, se inventa otras nuevas pero de
signo contrario. Mientras, se dedica a colocar a sus afines -gente que hará lo
que sea por él porque le deben el puesto al que, incluso entrando en juego el
principio de Peter, jamás habrían llegado por sus propios mértios- en aquellos
organismos que podrían poner al descubierto sus vergüenzas.
Y cuando ni eso basta, sigue presionando para evitar que organismos supuestamente independientes, como el Banco de España, revelen con sus datos sus trapacerías.
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