Hubo un tiempo en que la red social del pajarito me interesó sólo marginalmente. Luego me registré, e introduje un applet en mi blog para que publicara automáticamente las entradas como tuits.
Pero, de un tiempo a
esta parte, participo más activamente. No publicando tuits ex novo, sino
respondiendo a otros: a aquellos que considero que merecen mi respeto, con respeto;
y con aquellos otros que considero que estarían mejor calladitos (o con las
manos quietas), me divierto dando rienda suelta a mi mala leche, mi agudeza, mi
inteligencia y mi sarcasmo.
Eso sí, no entiendo a
aquellos que escriben (o parecen hacerlo) sólo para llevar la contraria a determinadas
figuras públicas (Cayetana Álvarez de Toledo, Rosa Díez o Isabel Díaz-Ayuso).
Cuando yo lo hago (y lo hago, especialmente con Mónica MeMa, que es que me las
pone a huevo), es porque la red social, por alguna ignota razón, me sugiere
esos tuits.
No es que piense que la persona afectada, ni siquiera su encargado de redes sociales, vayan a acusar el golpe. Pero ¡oye!, qué a gusto me quedo después de haberlo soltado…
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