La historia del comunismo internacional en general, y del español en particular, no es sino un continuo renombrar el producto a ver si los incautos siguen picando.
Primero fue el Partido
Comunista. Luego, Izquierda Unida. Después, Podemos. A continuación, Unidas
Podemos. Y la última iteración en esta continua huida hacia adelante la ha
protagonizado Egolanda, que se ha sacado de la manga un nuevo
nombrecito, denominado Sumar, la mayor parte de cuyas caras -todas
mujeres, mire usted por dónde- o están procesadas o van camino de estarlo.
En la presentación del
engendro no estuvo ningún líder de Podemos. Algo, por otra parte, nada de extrañar:
en la creación de Izquierda Hundida no estaba ninguna de las figuras históricas
del Partido (cuando el sustantivo lleva la inicial en mayúsculas es siempre el
comunista), empezando por el genocida de Paracuellos del Jarama; y cuando nació
Potemos, ninguno de los líderes históricos del anterior invento de
extrema izquierda fue convocado. Vale, sí, estaba Alberto Garzón, pero ese
oficiaba más bien como enterrador del cadáver de la hoz y el martillo.
Yoli Tenacillas, con ese estilo sincopado que pone
las pausas en la frase donde le sale del chichi y que tanto me enerva, anunció
que iniciaba un proceso de escucha con el que recorrería toda España.
Pues que hagan caso de la sugerencia que da título a esta entrada, porque la pitada (suponiendo que alguien condescienda en prestarles la más mínima atención) va a ser de aúpa.
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