En el proceso separatista catalán, las distintas formaciones políticas se preocupan, aunque no dejen de proclamar lo contrario, por sus propios intereses partidistas, y no por el pueblo de Cataluña.
Lo demuestra el hecho de
que cada vez que una de ellas se ve apartada del poder y es otra la que puede
llevarse el mérito de una concesión del gobierno central -actualmente, el
desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer-, en lugar de alegrarse
y apoyar esa conquista, lo que hacen es torpedearla.
Un ejemplo claro lo
tuvimos hace un mes, cuando los jotaporcatos se burlaron de la mesa de
genuflexión del psicópata de La Moncloa ante el político de apellido
históricamente delator y amenazaron con pasar a la acción.
Sea eso lo que sea, por otra parte…
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