Vamos a dejar de lado su psicopatía, su compulsiva necesidad de mentir, su sectarismo, su alianza con cualquier enemigo de España (interno o externo) y el mirar sólo por sí mismos. Todas estas cosas ya serían más que suficientes, pero pasémoslas un instante por alto.
Dejando aparte todo lo
anterior, e infinidad de cosas más que ahora no me vienen a la mente, todos y
cada uno de los miembros del desgobierno socialcomunista que tenemos la
desgracia de padecer deberían quedar inhabilitados -a perpetuidad, como
decían en Scaramouche- para desempeñar cualquier cargo o responsabilidad
por su absoluta inepcia en la gestión de la cosa pública.
De los fondos europeos
destinados a la recuperación, en el primer cuatrimestre del año en curso sólo
se había ejecutado un seis por ciento de los mismos. A ese ritmo, tardaremos
cuatro años en gastarlos… y sólo los de este año.
Para entonces, todos muertos.
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