El psicópata de La Moncloa es un estúpido, un inepto y un vago. Está tan ocupado en gustarse a sí mismo que es incapaz de hacer un vaticinio a futuro mínimamente acertado. O quizá sí que sea capaz de hacerlos, pero se guarda muy mucho de decirlos en voz alta.
Cuando puso el culo en
pompa para que el moro gurrumino le diera pero bien -me refiero al golpe de timón
que hizo que España variara su postura tradicional sobre la cuestión del Sáhara
Occidental-, el gesto sentó bastante mal en Argel.
A Pierre Nodoyuna le dio
igual. Dijo que las relaciones entre Argelia y España no se verían afectadas, y
vaya si se vieron. Dijo que no tendríamos problemas con el gas, y vaya si los
tuvimos. De hecho, afirmó que Argelia no cortaría el gas a España… y en Mayo ya lo había reducido a la mitad.
Con amigos como éstos, ¿quién necesita enemigos?
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