jueves, 11 de agosto de 2022

No, la de Benito no; de las otras

Es una constante en cualquier autócrata de izquierdas que, una vez se ha encaramado al poder, comienzan las purgas para librarse de los que le ayudaron a llegar a donde está. Lo hizo Lenin, lo hizo Stalin, lo hicieron Dolores Ibárruri y Santiago Carrillo, lo hizo Mao, lo hizo Castro (cualquiera de los dos)…

Antes, el resultado de la purga era el cementerio (y no salir en las fotos, como diría otro experto en purgas de este lado de los Pirineos… hasta ahora no había puesto en relación la ideología y la expresión utilizada). Pero esas cosas ya no están bien vistas, y ahora se tiende más al ostracismo político.

Eso hizo el Chepas, que tras alcanzar la cima empezó una especie de proceso de Diez negritos en el que se fue deshaciendo, uno tras otros de todos sus colaboradores hasta quedarse solo, tras lo que, en un ejercicio de coherencia literaria, se ahorcó (políticamente) concurriendo a las elecciones regionales madrileñas y metiéndose un fostión de los que hacen época.

Y es el mismo camino que está siguiendo el psicópata de La Moncloa, que a base de deshacerse de pesos muertos -sin querer darse cuenta de que el mayor peso muerto es, precisamente, él mismo- se ha quedado más solo que la una.

Ahora sólo queda que, políticamente hablando, apriete bien el nudo y dé una patada a la banqueta…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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