Cuando el psicópata llegó a La Moncloa y formó su primer consejo de ninistros, pocos había entonces que se salvaran de la quema (ahora, ninguno).
Entre esos pocos
presuntamente salvables se encontraba una tal Nadia Calviño, que venía de las
instituciones europeas y tenía un cierto prestigio profesional… fuera eso lo
que fuese. Ya entonces debería haber caído en que Pedro Solbes también traía prestigio
de Europa… y eso que ya había hundido la economía española una vez.
Desde entonces, la prestigiosa
funcionaria europea ha pasado a ser Nadie Peludiño, y no ha acertado ni una: subestimó la inflación, aseguró que el impacto económico de la Covid-19
sería poco significativo para la economía española, dio unas previsiones
absolutamente delirantes para el producto interior bruto que ha tenido que
rebajar -año tras año- entre un treinta y un cincuenta por ciento…
Nunca dejaré de preguntarme por qué gente con ese prestigio -inmerecido, a todas luces, pero prestigio- aceptan meterse en un embolado como entrar en un gobierno dirigido por alguien que es de una inutilidad y sectarismo manifiestos.
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