Desde mi punto de vista, el principal activo de la marquesa de Villa Tinaja para haber medrado en su partido es, además de permitir que el marqués le hiciera tres churumbeles (y perdón por la nota presuntamente machista si es que alguien se ha sentido ofendido), que está llena de odio y no tiene ningún empacho en escupirlo.
Porque, aunque haya pasado por la
universidad, la universidad no ha pasado por ella. Su empatía es nula, su tolerancia
inexistente y su capacidad de gestión alcanza cotas negativas.
Y ahora que la estrella
ascendente (ya caerá, ya…) en la extrema izquierda española es la tucán de
Fene, Ireno Montera se ve relegada al ostracismo. Y claro, para hacerse
notar tiene que soltar exabruptos -más de lo habitual, quiero decir-, mejor si
es contra otra mujer pero de derechas, que vale más que todas las políticas de
izquierdas juntas.
Y cuando Isabel Díaz-Ayuso dijo lo siguiente
Todo se politiza. Se criminaliza la vida normal y se normaliza el crimen. Hay una inversión de valores total: un filete, un piropo, la letra de una canción, tu coche, ser hombre, criticar al Gobierno, tener un patrimonio, pensar diferente es un crimen. Okupar, la secesión, los insultos a la Corona, beneficiar con el ‘sí es sí’, delinquir avisando de que se va a volver a hacer es lo normal, es lo que tenemos que asumir como normal.
la ninistraa de Lomismodá salió por peteneras y replicó de esta guisa:
Si fuese por Ayuso las mujeres no podríamos votar o abrir una cuenta corriente porque era ‘lo normal’ y "’lo normal’ no se cambia. Existiría el derecho de pernada y los crímenes de honor. Con el feminismo conquistamos derechos y cosas que eran normales dejan de serlo. Y menos mal.
Renuncio a comentar este como quieres
arroz, por debajo de la puerta te meto un ladrillo, y me limitaré a señalar
que el verdadero gran avance en igualdad de las mujeres se dio con la Ley 14/1975, de 2 de Mayo, sobre reforma de determinados artículos del Código Civil
y del Código de Comercio sobre la situación jurídica de la mujer casada y los
derechos y deberes de los cónyuges, publicada en el Boletín Oficial del Estado
de 5 de Mayo.
Es decir, que si las mujeres empezaron a ser consideradas iguales a los varones, fue gracias al Generalísimo.
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