No me canso de repetir que España es lo único que un secesionista catalán odia más que a otro secesionista de distinta tendencia, y que la existencia de España es lo único que evita que se despellejen los unos a los otros.
Pero a veces, ese odio a España les
nubla la entendederas (es un decir… lo de entendederas, digo) y rechazan
todo lo que venga de Madrit, aunque pudiera beneficiar sus intereses y
acercarles a su objetivo.
Así las cosas, resulta que menosde un tercio de los votantes del partido de Cocomocho (es decir, ni siquiera uno de cada
diez catalanes con derecho a voto) está a favor de investir al psicópata de la
Moncloa.
A lo mejor es porque saben que no
pueden fiarse de él, dados sus continuos cambios de opinión.
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