Hay entre mis conocidos gente creyente, probablemente con una educación más religiosa que la mía, aunque actualmente algo más apartados de la Iglesia (yo tampoco es que sea un ejemplo de nada), a quienes molesta que me refiera al actual ocupante de la cátedra de san Pedro como Papa Natas o Paparracho. Yo estimo que, como católico que soy, le debo obediencia y un mínimo de respeto; pero también estimo que él, como ser humano que es al fin y al cabo, no está libre de crítica cuando no se trate de doctrina.
Y, como suele ocurrir con los
romanos pontífices, al menos los que desempeñan el puesto un tiempo razonable,
va dejando su impronta en el resto de la jerarquía eclesiástica. Y así, nos
encontramos con que la conferencia episcopal española pretende incluir la conciencia
ecológica y el cuidado del planeta en la catequesis de los niños y en las
escuelas, debido a la (supuesta) amenaza ambiental que estaría sufriendo
la Tierra.
Desde los tiempos de Galileo no
se había visto a la Fe inmiscuirse tanto en cosas de Ciencia
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