De siempre, los separatistas catalanes han hecho (casi) lo que les ha dado la republicana gana sin que tuviera consecuencias para ellos. Como consecuencia, se han venido arriba y se muestran ofendidísimos cuando el Estado de Derecho ejerce sus prerrogativas y deberes y actúa conta ellos.
Por otra parte, a los marxistas
siempre se les ha dado una higa el ordenamiento jurídico, ya que consideran que
lo único que vale es la voluntad popular, es decir, la suya, y tan
pronto te declaran una república tras perder unas elecciones municipales como
te montan una revolución tras perder unas elecciones generales.
Por eso, no es de extrañar que la
tucán de Fene -con la anuencia, las bendiciones y hasta las órdenes del
psicópata de la Moncloa, otro que tal baila- se marchara a Bélgica a negociar
con Comomocho (mientras que los contratos laborales, que es de lo
que debería estarse ocupando, caen un quince por ciento y los indefinidos un ventiséis… ¡toma contrarreforma laboral!) para explorar todas las soluciones
democráticas (¡pues sólo faltaría que fueran antidemocráticas!... que lo
son) para investir a Sánchez.
Pssst, par de ígnaros: la Justicia
es democracia.
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