Los marxistas, valga la perogrullada, son herederos intelectuales -tómese en un sentido amplio, muy amplio, desprendidamente generosa- de Marx. Para el judío alemán, adúltero y gorrón, vago y sucio, todo se debía a la ideología, no había causas objetivas de las cosas.
Por eso, la tucana de Fene hace
las cosas que hace. Y si ha decidido mandar a los inspectores de trabajo a fiscalizar las condiciones salariales del fútbol, es porque cree que Jennifer Hermoso
cobra menos que Vinicius por ser mujer.
No se le ocurre que la
retribución es perfectamente justa, porque una y otra cobran en virtud de los
ingresos que generan a sus respectivos clubes… con el agravante de que ella
juega en México, con lo que tendría que ponerse a discutir con López Obrador y
sus cuates.
No se le ocurre tampoco que,
actualmente, la liga femenina de fútbol no sobreviviría sin el fútbol masculino y sin las subvenciones que pagamos entre todos los españoles, nos guste o no el
fútbol.
Y no se le ocurre porque no piensa, se limita a aplicar consignas.
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