jueves, 21 de septiembre de 2023

Iban a admitirlo…

Hace un par de semanas -¡cómo pasa el tiempo!-, la gran noticia económica en España era que un fondo de inversión saudí, propiedad de la familia reinante (¿qué no lo es, allí? ¿Quién no lo es, allí?), había adquirido una participación del nueve con nueve por ciento (me apuesto el cuello a que, de llegar al diez, las condiciones o implicaciones se endurecerían significativamente) del capital de Telefónica.

Teniendo en cuenta la importancia de la compañía, y hasta su posible situación estratégica, la cosa tenía su aquél. Pero es que, además, el presidente de la compañía (que digo yo que debería estar al tanto de estas cosas) no se enteró de la operación hasta que ésta estuvo cerrada. Es que, además, el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer -bien es cierto que mucho más la parte socialista que la comunista, todo sea dicho- se mostró encantado de que un fondo soberano (esto es, público) se mostrara interesado en España y las empresas españolas (aunque se trate de una teocracia islámica, intolerante y violadora habitual de los derechos humanos, empezando por los de las mujeres).

Mientras, los saudíes dicen que es una operación amistosa. Ya, claro: y Napoleón iba a cruzar los Pirineos sólo para invadir Portugal…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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