Esta novela de Stephen King guarda ciertas similitudes con Mr. Mercedes, en el sentido de ser básicamente realista. Y digo básicamente porque en cierto momento de la trama hace su aparición un cierto hotel situado en las Rocosas de Colorado. De refilón, poco más que un cameo, pero se le menciona.
No es, como digo, el típico producto del
autor de Maine en cuanto al tema: es descarnadamente realista, casi como si lo
hubiera escrito un Forsyth de la última época (tan alejado de los escenarios
internacionales), o quizá (por momentos me lo ha recordado, aunque nada más
lejos de su estilo) un Grisham fuera de los juzgados.
Sí es puro King en cuanto a su estilo de bola
de nieve: las cosas empiezan despacio, con parsimonia, y a partir de cierto
momento empiezan a acelerar hasta el estallido final. También en cuanto a su falta
de escrúpulos, en el sentido de que ningún personaje está a salvo. Y lo mismo
en cuanto a su inquina anti Trump, aquí algo más matizada.
Por otra parte, me ha resultado un poco
metaficcional. De hecho, no sé si el adjetivo, amén de su dudosa existencia (el
corrector ortográfico me lo marca como incorrecto), es adecuado. Quiero decir
que se trata de una novela en la que uno de los personajes escribe una novela. Que
esa novela-dentro-de-la-novela sea autobiográfica , y una especie de precuela
al libro en el cual se encuentra, es lo de menos.
Finalmente, el último tramo del libro me resulta -hoy vamos de adjetivos poco utilizados y que no estoy seguro de que sean ajustados- poético, lírico y bastante melancólico.
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