Suele equipararse el odio a los judíos -ya señalé hace unos meses que, aunque se emplee antisemitismo como sinónimo, me parece inadecuado- con la derecha o, más precisamente, con la extrema derecha.
Esto viene, claro está, de la identificación
de las dos ideologías más conocidamente antijudías -fascismo y nacionalsocialismo-
con la extrema derecha. Pero, como no me cansaré de señalar -y bien que me
dirigen epítetos nada elogiosos por ello-, ambas ideologías nacieron en la izquierda.
De hecho, durante la Segunda Guerra Mundial fueron miembros de regímenes
marcadamente derechistas -como el franquismo- los que ayudaron a huir a los
judíos.
Y, en la actualidad, el antisionismo sigue
siendo de izquierdas, ya sin ambages ni disimulos. Hace cuatro semanas fueron
los comunistas los que se ausentaron del acto en memoria del Holocausto que se
realizó en la asamblea legislativa madrileña.
Y si este año tenían la excusa del enfrentamiento entre Israel y Hamás, ¿qué excusa tenían todos los años anteriores, en los que era MoMiMeMa quien encabezaba la deserción?
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