Históricamente, todo lo que ha dicho el partido de la mano y el capullo que no haría ha acabado haciéndolo. De hecho, sólo en una ocasión, que recuerde, han coincidido sus declaraciones y sus actos posteriores: en los años treinta del siglo pasado proclamaron que estaban dispuestos a ir a la guerra civil… y a la guerra civil que fueron, sólo que para perderlos.
Todo lo demás, de salir de la OTAN a estar en
contra del terrorismo, de no pactar con los terroristas a estar en contra del golpe
de Estado en Cataluña, de oponerse a las puertas giratorias a no tolerar
la corrupción… en todo, sin una sola excepción, han cambiado de opinión
y han terminado por perjurar.
Por eso, cuando dijeron que no cederían ante los jotaporcatos y no aceptarían modificar la Ley de amnistía, la cuestión no era si cederían. La cuestión era cuándo.
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