Como el gran visir Iznogud, los neocom no son verdaderos antisistema, porque no quieren acabar con la casta. Quieren, en realidad, ser casta en lugar de la casta.
Eso sí, evitarán, siempre que les sea posible,
molestar a los verdaderos antisistema (otra panda de jetas, en general): es la
carne de cañón que toda élite pretendidamente revolucionaria precisa para hacer
el trabajo sucio que ellos no tienen los redaños para llevar a cabo. Otra cosa
es cuando, como ocurre siempre, esa carne de cañón se revuelve contra quienes
pensaban que tenían las riendas, y en realidad sólo sujetaban la correa: pero una
correa retiene, no mantiene alejado de uno mismo si la fiera decide
aproximarse.
Por eso, los neocom españoles abandonaron el pleno del parlamento europeo en el que se debatía (y, finalmente, aprobó) investigar la ocupación en España. Luego, que no vengan a llorar, como ya han hecho alguna vez, cuando las viviendas ocupadas sean las suyas.
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