En los territorios españoles con idioma cooficial, el estudiar en español era una tortura. Da lo mismo que gobernara la derecha que la izquierda, los partidos nacionales que los regionales: por convencimiento o por complejo, se arrinconaba en la educación al único idioma que todos los españoles tienen el deber de conocer y el derecho a utilizar.
Galicia, Vascongadas, Cataluña, Valencia, Baleares… sólo un territorio
se libraba, el viejo reino, la única nacionalidad verdaderamente
histórica: Navarra. Pero con la entrega de Pamplona a los etarras, el tormento
escolar catalán ha llegado a la región: fin del apoyo a los colegios rebeldes y jaque al español.
La única esperanza que nos queda ante tanto desmán es que Otto von Bismarck tuviera razón, y que España sea lo suficientemente fuerte como para resistir hasta a los propios españoles…
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