Como buen autócrata, el psicópata de la Moncloa considera que el que no está con él (el que no se le somete ovinamente) está contra él.
Por eso, cuando se reunió en Davos con los empresarios del Ibex 35 -en una sala interior, minúscula y sin ventanas, que me recuerda a una en la que
estuve una vez… aunque en mi caso el mobiliario era mucho más lucido- y les prometió
un paraíso si le apoyaban, lo que quería decir era justo lo contrario.
Un infierno si no, como dijo Satanás al tentar a Nuestro Señor, se postraban de hinojos y le adoraban.
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