Cuando Cocomocho accedió a la presidencia del consejo regional de gobierno de Cataluña -recordemos: los Clicks Unidos de Playmobil se negaban a respaldar a Arturito Menos, y hubo que buscar un candidato que fuera aceptable para los antisistema catalinos-, nadie pensó que, andando el tiempo, semejante sujeto (que cualquiera pensaría que iba a ser un pelele fácilmente manipulable, un títere controlado por quienes manejaban realmente los hilos de la política en la región) acabaría siendo determinante para el devenir de España.
Claro que, por aquel entonces, el psicópata de la Moncloa parecía nada
más -y nada menos- que otro político socialista ambicioso. Todavía no había
mostrado a las claras su ausencia total de escrúpulos, su carencia plena de
empatía y su absoluta disposición a tragar con lo que fuera para seguir
detentando el poder.
Ahora, con la tramitación de la inconstitucional -dígalo Sanchinflas o
su Pumpido- ley de amnistía, se busca que el sujeto de inefable corte de pelo
pueda regresar a España. Y, por lo visto, si se presenta una cuestión prejudicial
ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, el procedimiento contra
Puchimón quedaría suspendido mientras el TJUE resuelve.
Esto supondría que podría volver a España y -lo que es más importante-
presentarse como candidato en las próximas elecciones regionales, mientras que
el bleferóptico con sobrepeso, que ha sido juzgado y condenado, no podría,
puesto que está inhabilitado.
Ya sabemos que los distintos partidos secesionistas (en cada región) a quien más odian es a las demás formaciones separatistas, y que con tal de no ser otro quien se lleve el mérito de cualquier conquista son capaces de hacer la puñeta a ese otro. Así que habrá que ver cómo reaccionan los ierreceos. Esto promete…
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