martes, 20 de febrero de 2024

Tenemos el enemigo dentro

La izquierda española en general -y los del partido de la mano y el capullo en particular, siempre ayunos de escrúpulos morales y éticos, salvo contadísimas excepciones que, precisamente por eso, suelen acabar fuera del partido- , aunque se (auto) proclame democrática, siempre miró con simpatía a las organizaciones terroristas de su cuerda.

Y esto no es a raíz del franquismo, viene de bastante antes, de su mismo origen hace ya casi siglo y medio. Y en esas quince décadas, vez tras vez, ha buscado el apoyo de los terroristas para alcanzar el poder o subvertir la situación si no podían alcanzarlo.

En el último medio siglo, la connivencia con la banda terrorista vasca de ultraizquierda, si bien intermitente, nunca ha cesado: de las conversaciones de Argel a firmar un pacto por las libertades y contra el terrorismo que resultó ser todo lo contrario, contra las libertades y por el terrorismo. De avisar a los terroristas cuando corrían el riesgo de ser atrapados hasta suprimir la política de dispersión de presos. Desde tolerar los homenajes a etarras excarcelados a descubrir la relación entre el frente de presos, el Ministerio del Interior y la franquicia socialista en vascongadas.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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