La izquierda en general, y el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer en particular, se ha arrogado en exclusiva el presentarse como defensores de las mujeres. Ojo, que no digo que las defiendan realmente, sino que proclaman a los cuatro vientos que son los únicos que lo hacen.
Claro que, como dice el refranero castellano, del dicho al hecho hay un
gran trecho. Tan grande en el caso que nos ocupa que el tamaño del universo -el
conocido y hasta el desconocido- se queda bastante corto.
Y así, tenemos el caso de una mujer española, casada con un español y
madre de tres hijos, a quien su marido le impide regresar desde México a
España. Y el ninisterio de Lomismodá no le presta ayuda porque, mira tú
por dónde, sólo presta ayuda en España, no a españolas. Y el ninisterio de
Asuntos Exteriores también se llama a andanas.
Feminismo, sí, pero de aquella manera.
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