Cuando pones a radicales ineptos en puestos de poder -iba a decir de responsabilidad, pero esos sujetos son por definición, o por mejor decir se sienten, irresponsables-, uno no debe sorprenderse de que pasen cosas… raras.
Tomemos el caso de la conjunción planetaria,
que diría Masturbito, de la ley Trans y la ley de violencia de
género. Según la primera, una persona es mujer (u hombre) por el simple hecho
de declararse como tal, sin necesidad de exámenes biológicos (ni psicológicos).
Por la segunda, una mujer que declara haber sido agredida ha de ser creída
(simplifico esto último, lo sé, pero es a efectos argumentativos y narrativos).
Lo malo es cuando sucede que alguien que se
declara mujer pero que parece un hombre de pelo en pecho afirma haber sido
objeto de violencia por su pareja, otro maromo de pelo en pecho. Y claro, si un
declarado hombre agrede a una auto declarada mujer, ésta debe ser incluida en el sistema de protección a mujeres maltratadas…
…aunque eso suponga que una tal “Alianza
contra el Borrado de las Mujeres” (progresista y feminista ella, oye) pida explicaciones
al ninistro Pequeño, afirmando que con decisiones como ésta los de la
mano y el capullo se cargan la Ley de Violencia de Género.
Se la cargaron cuando pusieron a analfabetas funcionales al timón del asunto, guapinas…
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