miércoles, 5 de junio de 2024

Ni están ni se les espera

Para la izmierda patria, tanto más cuanto más extrema, si un policía empieza a avanzar en dirección aproximada de un cargo político que no sea de su cuerda (de la de la izmierda, no de la del policía: léase, de derechas), ese cargo político debe dimitir de todos sus cargos, vestir de arpillera, rociarse con ceniza, flagelarse e ingresar él solito en la cárcel.

En cambio, si el cargo político es de izquierdas -no digamos ya si, además, es una mujer-, se trata siempre de una conjura orquestada por las fuerzas reaccionarias, retrógradas y machistas que anidan en el seno de la judicatura. Tanto da que ese cargo haya sido condenado en sucesivas instancias o que los estatutos de la formación de izquierdas afirmen que, como ellos no son casta, en cuanto la más mínima sombra de sospecha recayera sobre ellos harían el petate porque, total, ellos no están en política por el oropel y las fanfarrias, sino única y exclusivamente para servir a la gente (no especifican a cuál).

Ahora, la Audiencia Nacional ha absuelto a quien fuera presidente del consejo de gobierno de la comunidad autónoma de Valencia, Francisco Camps, por décima vez y dieciséis años después de que estallara la trama Gürtel. ¿Han pedido disculpas todos los políticos y activistas que le vilipendiaron, por no hablar del diario independiente de la mañana (de nuevo me pregunto si también se habrá emancipado de la tarde y de la noche), que le dedicó al tema dos centenares de portadas.

Yo, si fuera Camps, buscaría en qué entretenerme mientras espera esas disculpas, porque van a tardar… mucho.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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