Hay veces en que me dejo del sarcasmo puro y duro que suele impregnar las entradas de este blog y tiro directamente por el humor grueso. Y nunca mejor dicho, teniendo en cuenta el sujeto del que hablamos.
Tras los resultados de las elecciones a la
asamblea legislativa regional, en las que los ierreceos se pegaron un
buen batacazo -fueron terceros, pero venían de ser primeros y de tener la
presidencia del consejo regional de gobierno-, el bleferóptico con sobrepeso hizo
algo parecido a lo que ha hecho la tucán de Fene tras los comicios europeos, es
decir, dar un paso a un lado pero sin irse del todo, con el ánimo de volver.
Lo que pasa es que, como en todas las bandas,
cuando amenaza desastre se empiezan a afilar los cuchillos, salen candidatos hasta
de debajo de las piedras -¡si los hubo hasta durante los cinco días de retiro
del psicópata de la Moncloa!- y la gente se pone respondona con el líder al
que, hasta hacía cinco minutos, nadie le rechistaba nada.
Pues resulta que trescientos cargos ierreceos
han firmado un manifiesto en el que piden al susodicho que haga hueco.
Si de verdad se va, hay hueco para esos trescientos y otros trescientos más…
…por lo menos.
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