Se
supone que los Estados Unidos de Norteamérica (entendiendo por tal el país al Norte
del Río Grande, porque el que hay al Sur también se autodenomina Estados
Unidos y también está en Norteamérica) son el hogar de los valientes y la
tierra de los libres.
Sin
embargo, allí ha arraigado con fuerza (no me atrevo a afirmar que naciera allí,
pero no me extrañaría) el pensamiento (entendiendo esté término es un sentido
muy lato) de lo políticamente correcto y, correlativamente, la estigmatización
de quienes no comulguen con los dogmas progresistas.
Y
si en Estados Unidos hay un anatema para los giliprogres, ese es el
actual presidente del país, Donald Trump. También es verdad que el hombre se
las pone a huevo a sus detractores, pero todo el mundo tiene derecho a decir
estupideces, ¿no? En cualquier caso, al igual que detractores (muchos), tiene
también partidarios (bastantes, o no dormiría en la Casa Blanca). Y lo mismo que
hay quienes le ponen a caer de un burro (no deja de ser un chiste no buscado,
teniendo en cuenta que el asno es el símbolo del Partido Demócrata), hay
quienes le elogian.
Algo
intolerable para algunos, a lo que se ve, que piden el boicot para la empresa
burgalesa que cometió tamaña osadía, y a la que el presidente y su hija
elogiaron.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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