Cuando
un izquierdista español te acusa de algo, puedes apostar duros contra pesetas
(o euros contra céntimos) a que ese algo es un defecto del que él adolece infinitamente
más que tú.
Es
decir: cuando en los noventa, cercados por los escándalos, desde el PSOE se
tildaba de bloque anticonstitucional al PP de Aznar y a la IU de
Anguita, los que verdaderamente buscaban quebrar la Constitución -y en eso
siguen, un cuarto de siglo después- eran los de la mano y el capullo y sus
cómplices.
Y
cuando, hace un mes, el Chepas negara que los neocom señalaran a
periodistas (donde dice señalar hay que entender poner la diana, poner
en el punto de mira, y expresiones equivalentes) y acusara a PP y Vox de hacerlo, era una prueba más -ahí está la (maldita) hemeroteca para
corroborarlo- de que son ellos los que están en una campaña permanente y
despiadada contra la prensa libre, independiente y crítica.
Sobre
todo, crítica.
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