La
de Fernando Simón como portavoz científico del desgobierno socialcomunista en
el tema de la Covid-19 es una actuación, cuando menos mejorable. Cuando no produce
vergüenza ajena por el modo que tiene de decir las cosas, la produce por las
cosas que se ve obligado a decir. Es decir, valga la redundancia: si se las
cree, malo; si no, peor.
Porque,
como no podía ser menos en un consejo de ninistros en el que los dos
dirigentes principales son un veleta contumaz y un mentiroso compulsivo, se ve
obligado a decir una cosa y la contraria sin apenas solución de continuidad
(expresión que, la verdad, nunca he estado muy seguro de qué significa
exactamente), y siempre manteniendo ese aire de sabio despistado… majete, pero
del que no te fiarías en tu vida diaria, todo sea dicho.
A
lo que voy. En un país donde el presidente del Gobierno proclama que todo se ha
hecho de forma inmejorable, que todo estaba controlado, que nadie podría haber
hecho más y que de esto saldremos más fuertes, ¿cómo se explica que el
antedicho portavoz diga ahora que las cosas no van bien y, para remate, que
pida ayuda a los influencers? Que sí, que vale, que la juventud
descerebrada no hace caso más que a sus ídolos (si eso), pero la verdad es que la
petición queda como un poco patética, y como un mucho… desesperada.
Por
ello, y por mucho más…
¡¡¡EL
GOBIERNO ES RESPONSABLE!!!
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