Como
ya he señalado en más de una ocasión, lo que me gusta del universo de La
guerra de las galaxias es lo que podríamos llamar su coherencia, o su
libertad dentro de la coherencia. Es decir, todo él se originó -aunque, como
sucede con Tolkien, si uno profundiza ve que no fue una creación de la nada,
sino una especie de decantación de un montón de fuentes distintas- en la cabeza
de George Lucas, que estableció las líneas generales -algunas bastante
ridículas… sí, hablo de los midiclorianos-, pero que luego dejó a una pléyade
de autores crear sus propias historias dentro de ese universo de ficción.
Autores
muchas veces más preocupados que el señor Franela por la coherencia
interna de ese universo. Todavía recuerdo los intercambios de mensajes entre
grupos de correos de aficionados intentando casar las divergencias entre la
trilogía original y la de las precuelas, sin tener que recurrir al último
recurso, esto es, a la famosa frase de Obi-wan Kenobi de que todo es verdad
desde un cierto punto de vista.
Y
ya entro en materia. Esta novela funciona como (supongo) precuela de la serie
de animación Rebeldes. Es una serie posterior a la compra de Lucasfilm
por Disney, y por lo tanto debería ser anatema para mí, que como supongo que
les pasa a los viejos fans, consideran único y verdadero canon lo que
precisamente ya no lo es, esto es, el Universo Expandido. Sin embargo, la
acción se desarrolla en una época anterior al arranque del Episodio IV y, por
lo tanto, es susceptible de encajar (más o menos) con esas historias
pre-Disney.
Y
ya llego a la novela. Los personajes, sobre todo los buenos, no son
completamente blancos ni negros; el malo malísimo sí que lo es, pero (atención,
spoiler) acaba pagando sus culpas. Por el lado de los buenos hay personajes que
no llegan al final de la novela, lo cual demuestra (en mi opinión) cierta
madurez en el planteamiento por el autor, y supone lo mismo en el público
potencial.
Para
terminar: deja con ganas de más (aunque en mi caso, es fácil), y eso es buen
indicador. Es decir, te deja con ansia de saber qué pasa después del final. Lo
bueno es que hay cuatro temporadas de una serie en la que, se supone, se
desarrollan los personajes, se cuenta más de su pasado y todas esas cosas.
Serie que acabará cayendo, claro está… pero no ahora.
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