Puesto
que cuando estaba ocupando calles y plazas el Chepas clamaba contra la
casta y sus privilegios, y en cuanto ha podido se ha castificado con chocita
de seiscientos mil euros (declarados) y vigilancia por las fuerzas y cuerpos de
seguridad del Estado, a nadie debe sorprender que sus invectivas contra las
llamadas cloacas del Estado deviniera, una vez conseguido un rinconcito
en esos cielos que pretendía tomar por asalto, en una utilización de las
mismas para sus propios intereses espurios.
Naturalmente,
sigue proclamando su integridad, su honestidad, su pureza de intenciones y que
todo esto no es más que una conjura montada contra él y el partido que comanda.
Y sigue haciéndolo aunque la Fiscalía de Madrid haya abierto una investigación al fiscal del llamado caso Dina (que debería llamarse Caso Chepas,
por aquello de la rigurosidad en las denominaciones) por revelación de secretos,
tras la denuncia presentada por Vox.
Que
la fiscalía anticorrupción haya cerrado filas con el fiscal investigado y
señale que su actuación ha sido impecable no hace sino reafirmar mi
convencimiento de que su actuación ha sido, más bien, muy pecable.
Por
otra parte, está el hecho de que cuando a una realidad preexistente le pones un
adjetivo detrás, mala cosa: ¿no se supone que todos los fiscales deberían perseguir
la corrupción? El crear una fiscalía específicamente anticorrupción induce, más
bien, a sospechar que lo que pretenden es, precisamente, buscar la manera de
tapar aquella que no conviene al poder de turno que se conozca.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario