martes, 4 de agosto de 2020

Coronavirus (147)

Cuando comenzaba todo este asunto de la pandemia, el rostro de Fernando Simón comenzó a hacerse familiar para los españoles. Por lo visto, también había estado ahí durante la crisis del Ébola, pero nadie se había enterado… señal de que tal crisis no tuvo, ni de lejos, el alcance que se desgañitaban en afirmar los voceros (por no decir bocazas) de la izmierda.
También se hacían chistes con su relativo parecido a Canijo, el secuaz de Tiñoso, el villano de las series de Érase una vez (el hombre, el espacio, la vida). Relativo porque tampoco es que su físico recuerde tanto al del personaje animado, aunque sí más que el mío.
Hoy, ya nadie se ríe. Hoy, a nadie le hace gracia. Hoy, cuando dice alegrarse de que no vengan turistas de Inglaterra o Bélgica porque nos evitan problemas (lo cual, objetivamente es cierto, aunque inoportuno, políticamente incorrecto e inconveniente), el sector turístico brama (lógicamente), y la eminencia científica pide disculpas.
Eso sí, descarta dimitir -imaginemos cómo serían las cosas si el que gobernara fuera el PP-, se niega a realizar comentarios sobre sus vacaciones en Portugal y califica las preguntas sobre el tema como de mal gusto porque es un asunto que forma parte de su vida privada.
Este ceporro no se ha dado cuenta todavía que la posición que ocupa, en las circunstancias en las que nos encontramos, hace que no tenga vida privada. Todo, absolutamente todo, lo que se refiera a él -incluso si mea de pie o sentado- es de interés y su conocimiento es pertinente. Nos jugamos la vida en ello.
Por ello, y por mucho más…
¡¡¡EL GOBIERNO ES RESPONSABLE!!!

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