jueves, 6 de agosto de 2020

Coronavirus (149)

Los populistas, sean autócratas o teóricamente demócratas, son demagogos por naturaleza. No pueden evitar soltar soflamas que resulten, a sus oídos al menos, solemnes y grandilocuentes. Parecen no percibir lo ridículos que resultan muchas veces, rayando a veces en tendencias suicidas.
Tomemos el caso de López Obrador, ese populista que gobierna al Sur del Río Grande y que hace responsable a España de todos los males de su patria en particular y del continente en general. Pues bien, semejante individuo ha cometido la temeridad de decir que sólo se pondrá mascarilla cuando no haya corrupción en Méjico.
Pidiendo de antemano perdón a mis lectores y familiares mejicanos -los segundos sé que los tengo porque los conozco, los primeros lo deduzco porque me lo dice el applet que he puesto ahí a la derecha (sí, ese que es un mapamundi)-, lo que ha hecho AMLO (creo que ese es su acrónimo) es poco menos que proclamar que no se pondrá mascarilla jamás. La corrupción es algo tan consustancial a Méjico como las enchiladas, los mariachis y los corridos. Quizá algún día desaparezca, pero no a corto plazo. Y dado que AMLO ya va teniendo una edad… pues eso, que creo que cerrará definitivamente los ojos sin haber visto esfumarse definitivamente esa lacra.
Por una vez no por esto, pero sí por mucho más…
¡¡¡EL GOBIERNO ES RESPONSABLE!!!

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