miércoles, 19 de agosto de 2020

Proceso al proceso (59)

Churchill dijo que un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y que no quiere cambiar de tema. Lo que podríamos llamar (esto es mío) un monomaníaco bastante plasta.
Los golpistas catalanes encajan en las dos definiciones, la del político inglés y la mía. Todo lo que hacen, dicen, dejan de hacer o piensan (interpretando esto último en un sentido bastante laxo, claro está) tiene que ver con su idea fija de construir la república independiente de Cataluña (esa que no existe, estúpidos).
Por ello, cuando uno lee la noticia de que tanto el gobierno regional como el ayuntamiento de la ciudad condal han renunciado a acusar de asesinato a los terroristas que cometieron los atentados de 2.017 en las ramblas, no puede por menos que preguntarse qué razones les han impulsado a ello.
Desde luego, es poco probable que sea porque crean que los terroristas son inocentes del crimen: los golpistas y filogolpistas catalanes son estúpidos, sí, pero su estupidez no llega a tanto. Debe, por tanto, haber algún otro motivo; algo que suponga que, actuando como han actuado, piensen que conseguirán un mayor beneficio que tomando la opción contraria. O eso, o es que les han amenazado y están acojonados. Y dado su nivel de obcecación mental, la amenaza ha debido de ser muy seria…
Sí, ya lo sé: probablemente desvarío. Pero es que, cuando uno trata con orates, decir locuras es, con frecuencia, lo único cuerdo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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