Cuando
surge una crisis, hay dos clases de políticos: los líderes y los que no lo son.
Los primeros hacen cosas; los segundos no, salvo criticar a los primeros.
Con
la pandemia de la Covid-19 -estoy dispuesto a admitir que mi punto de vista es
probablemente parcial, sesgado e incluso sectario- los dos líderes políticos
más importantes de la comunidad autónoma de Madrid -esto es, la presidente
regional y el alcalde de la Villa y Corte- dieron ruedas de prensa, sí, pero
las justas; prefirieron, en cambio, actuar, y ganarse con sus actos el
reconocimiento de los ciudadanos y de sus adversarios políticos. En esto, el inquilino
del palacio de Cibeles tuvo más éxito que la de la Puerta del Sol; quizá porque
no tenía al enemigo en el propio gabinete -es de suponer que la situación
matrimonial preocuparía más a Villacís que andar enredando, como sí hizo Aguado
contra Almeida-, quizá porque desde Moncloa no le veían como un enemigo a
abatir (olvidando aquello de que no hay enemigo pequeño).
Desde
el desgobierno de España, en cambio, se dedicaban a marear la perdiz, meter la
pata, mentir como bellacos, cambiar de opinión cada dos por tres, tirar el
dinero y, en general, hacer lo que no debía hacerse.
Ahora
parece que nos encaminamos a un repunte de la enfermedad. En la Comunidad de
Madrid plantean medidas: mascarilla obligatoria en la calle, restricciones en
las terrazas, una cartilla covid-19 (un documento similar a una cartilla
de vacunación, que tendrá réplica en la tarjeta virtual, en el que se recogerá
si se ha pasado la enfermedad o si se han realizado pruebas PCR, con el objetivo
de evitar confinamientos, y que estas personas puedan acceder a
gimnasios, museos, cines o a cualquier recinto cerrado y puedan seguir su
vida normal al tiempo que extreman las precauciones hacia los más
vulnerables).
Mientras,
en el ninisterio de Insalubridad se limitan a decir que ningún
organismo internacional, ni la OMS ni ninguno de los documentos que hemos
elaborado, contemplan este tipo de medidas (ya sabemos lo que valen esos organismos
y el caso que les hace el desgobierno socialcomunista), que Nosotros no
lo recogemos en ninguno de nuestros documentos ni ningún organismo
internacional apoya una medida de este tipo (no aclara si organismos
existentes o de los inexistentes que se inventan de cuando en cuando), y que no
tiene información directa de lo que se pretende por parte de la comunidad autónoma
de Madrid (pues que pregunte, hombre, y que no filosofe tanto).
Por
ello, y por mucho más…
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