En
todos los casos en los que España se ha encontrado en una crisis grave y era la
izquierda la que gobernaba, siempre ha encontrado el modo de dilapidar el
dinero de todos los españoles.
Durante la guerra civil, se expoliaron las reservas de oro del Banco de España para mandarlas a Moscú… y lo que sobró, lo rapiñaron los dirigentes republicanos para vivir un, nunca mejor dicho, dorado exilio. Hace una década, el (transitoriamente) bleferóptico ministro de Economía decidió vender parte de las reservas de oro del (otra vez) Banco de España… como quien dice cinco minutos antes de que el precio del rey de los metales empezara a subir.
Durante la guerra civil, se expoliaron las reservas de oro del Banco de España para mandarlas a Moscú… y lo que sobró, lo rapiñaron los dirigentes republicanos para vivir un, nunca mejor dicho, dorado exilio. Hace una década, el (transitoriamente) bleferóptico ministro de Economía decidió vender parte de las reservas de oro del (otra vez) Banco de España… como quien dice cinco minutos antes de que el precio del rey de los metales empezara a subir.
Y
ahora, cuando estamos metidos de hoz y coz en la crisis más seria, a todos los
niveles, de las últimas décadas, y nos gobierna el grupo de inútiles más ineptos
de los últimos siglos -y estando de por medio Rodríguez, eso es mucho decir-, el
consejo de ninistros se dedica a dar subvenciones al pueblo gitano para,
dicen, integrarlos.
Vamos
a ser suaves: si en todo este tiempo no se han integrado -como grupo, no
hablo de individuos aislados-, es porque no tienen mayor interés en hacerlo. Lo
cual es muy respetable, están en su derecho. Como yo de considerar que destinar
dinero a integrar a un pueblo que para nombrar a los que no pertenecen a
él emplean un término despectivo -si no me engaño, payo viene a querer
decir tonto, fácil de engañar- es tirar el dinero.
¿Para
cuándo, la objeción de conciencia fiscal?
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