Mucho
tiempo llevaba la ecologista coñazo (© Alfonso Ussía) sueca, la
adolescente Greta Thunberg, sin dar la tabarra.
Hace
ahora un mes -sí, con ese retraso escribo- saltó la noticia de que la niña
(teóricamente anticapitalista) se había embolsado un millón de euros (quién los
pillara) por un premio.
En
fin: si hay alguien dispuesto a regalarles un millón de euros a esta panda de
caraduras -porque la niña no es más que el mascarón de proa, o la imagen
visible, de un emporio familiar dedicado a ganarse la vida sin dar más palo al
agua que poner cara de mala uva y gritar desaforadamente-, allá ellos.
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