Hay
distintas maneras de expresar la misma realidad: una, decir que el hombre es el
único animal que tropieza dos veces en la misma piedra; otra, que errar es de
humanos, pero que perseverar en el error es de estúpidos.
Podemos
concluir, por tanto, que los españoles -así, en general y al bulto-, además de
humanos, somos estúpidos. Porque el que los empresarios de las residencias de
ancianos -vamos a dejarnos de pamemas: ni personas mayores ni de edad,
porque no es el calendario lo que determina si una persona es o no anciana,
sino su estado físico y mental, con independencia del tiempo que haya
transcurrido desde su nacimiento- denuncien que volvemos a repetir errores de bulto muy importantes, y que el presidente de la Federación Empresarial
de Dependencia advierta que las cosas se están complicando con el
coronavirus sólo demuestra una cosa: que ese desgobierno socialcomunista que hace
casi medio año asumió el mando único, con ese vicepresidente que se
responsabilizó de las residencias, sólo para no hacerlas ni refitolero caso, no
han aprendido de lo ocurrido. Probablemente, porque no puedan;
desgraciadamente, porque no quieran.
Por
ello, y por mucho más…
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