Si
ayer comentaba (iba a poner comentábamos, pero hace tiempo que dejé el
plural mayestático; como suelo decir, nos somos humilde, y puedes hablar a
nos de tú) que el desgobierno socialcomunista reconocía, por fin, que el
tan traído y llevado tenía tanta realidad como un neocom coherente -es
decir, ninguna (iba a poner socialista honrado, pero alguno habrá por ahí)-,
hoy toca comentar las repercusiones de esa revelación, cuya abstrusidad es
pareja con la de que el agua moja.
El
consejero andaluz de Sanidad se preguntaba, a raíz de la confesión gubernamental,
quién tomó las decisiones si no existía el grupo de expertos. A esto, el
filósofo psitácido respondió que era él quien decidía los cambios de fase,
como no podía ser de otra manera.
Mentira
sobre mentira: desde los tiempos del hermano de miemmano, en el Partido Suciolisto
el que se mueve no sale en la foto. Por lo tanto, es dudoso que el ninistro de
Mortandaz decidiera algo por su cuenta, y menos éste, con menos redaños que un
corral de capones. La deducción lógica es que quien ataba, desataba, hacía y
deshacía era, como no podía ser menos, Sin Vocales.
Por
ello, y por mucho más…
¡¡¡EL
GOBIERNO ES RESPONSABLE!!!
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