Para
muchos del gremio progre (giliprogres, pijiprogres y demás miembros del progretariado),
criticar las medidas tomadas por el sector público está mal… aunque sólo si
quien es objeto de crítica es el desgobierno socialcomunista: si la crítica se
dirige a gobiernos regionales o municipales -no digamos ya si esos gobiernos
son del PP-, la crítica no es sólo legítima, sino hasta necesaria (desde el
PVP, el Punto de Vista Progre, se entiende).
Esta
misma semana hemos tenido dos ejemplos de crítica a la cuadrilla del dúo
Picapiedra: una provenía de un individuo de educación exquisita que nunca
dice una palabra más alta que otra; la otra, de una mujer de clase humilde, con
(supongo) escasa formación (a pesar de lo cual tiene un libro escrito presuntamente
por ella) y que nunca dice una palabra más baja que otra.
El
primero es don Rafael Nadal Perera, Rafa Nadal para los que le admiramos. Durante
todo este tiempo (de la pandemia, quiero decir), en alguna ocasión se ha
permitido expresar en voz alta sus dudas de que la actuación del ejecutivo
nacional fuera la más correcta o adecuada. Lo hizo, como es habitual en él, con
una cortesía y una suavidad que nunca le abandonan, a pesar de lo cual las hordas
de la izmierda se le echaron encima. Esta semana, como digo, dio
explicaciones, diciendo que nunca habló mal de un gobierno, sino que expresó su opinión con el máximo respeto.
El
problema, a mi modo de ver, es que si uno es objetivo, y aunque se haga con el
máximo respeto, resulta imposible hablar mal del ejecutivo ejecutor. Es como en
cierta ocasión en mi trabajo: se discutía si Rodríguez era tonto o malo, y yo
señalé que, en mi opinión, lo que ocurría es que era un hijo de la gran puta. Naturalmente,
el progre que había en la controversia se encocoró, diciendo que no iba
a permitir que se insultara en su presencia al presidente del gobierno (siempre
me he preguntado -retóricamente, por supuesto- si se habría puesto tan digno si
a quien yo dirigiera semejantes términos fuera Aznar o Rajoy), a lo que yo
respondí, primero, que sólo daba mi opinión, y luego -en una de esas frases que
me salen redondas, lo que ocurre generalmente cuando no las pienso- que me
estaba limitando a ser descriptivo.
Voy
acabando. La segunda opinión ha venido de Belén Esteban, la llamada princesa
del pueblo. Como no puedo superar lo conciso y expresivo de su aserto, lo
reproduzco. Dijo, literalmente, Alucino con las medidas de seguridad de mierda del aeropuerto (el de Madrid, Barajas).
Por
ello, y por mucho más…
¡¡¡EL
GOBIERNO ES RESPONSABLE!!!
P.D.: Con esta entrada supero la marca de entradas publicadas en un año... y todavía quedan cuatro meses.
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