Desde mi punto de vista, la izquierda en general y el PSOE en particular yerra al centrar la campaña electoral regional madrileña en atacar a la candidata popular, Isabel Díaz-Ayuso. Es cierto que todas las encuestas la dan como clara vencedora, pero hacerle el blanco de todas las críticas le da una talla que, objetivamente, no tiene.
Y ojo, que no me refiero a su
talla política, ahí ni entro ni salgo. Díaz-Ayuso no deja de ser la presidente
de una comunidad autónoma. Nada menos -hablamos de Madrid, la tercera por
población (tras Andalucía y Cataluña), la más densamente poblada (si
exceptuamos a las dos ciudades autónomas), y la que tiene el PIB (global y per
cápita) más alto-, pero nada más.
Pero como hace las cosas mejor -o
menos mal- que el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de
padecer, tienen que atacarla. Y si hay que cuestionar la veracidad de los datosde contagio de la Covid-19 ofrecidos por la Comunidad de Madrid, se cuestionan.
Ahora bien, Isabel Díaz-Ayuso
tiene, al menos, una cosa en común con Esperanza Aguirre, y es la ausencia de
vello en la sinhueso a la hora de dirigirse a la izquierda, y da la réplica al
psicópata de la Moncloa en diez palabras, ni una más, ni una menos: se piensa el ladrón que son todos de su condición.
Por ello, y por mucho más…
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