Una de las razones por la que desconfío de la realidad del origen humano del calentamiento global es por la incoherencia (¿hipocresía?) de sus apóstoles.
Si Albert Gore suele viajar en un
reactor privado y vive en una mansión que gasta tanta electricidad como una población
pequeña, ahora ha sido alguien de una categoría burocrática un tanto más
modesta, pero igualmente poco lógico.
El Secretario de Transporte del
gobierno de Joseph Biden, presidente de los Estados Unidos, ha sido pillado in
fraganti. Este individuo, de nombre Peter Buttigieg, ha llegado en bicicleta al
trabajo. Hasta ahí, todo bien… el problema es que esa llegada era puro fingimiento,
porque sólo había recorrido en velocípedo los últimos doscientos metros: todos
los anteriores los había realizado cómodamente instalado en su vehículo
oficial.
Y aunque algunos medios progres sostienen que todo es un bulo y un montaje, hay una cosa que no me queda clara: si llegó en bici a la Casa Blanca… ¿por qué le colgaron la bici en el coche? ¿Y qué hacía el coche fuera del recinto de la Casa Blanca? Algo huele a podrido en la Avenida Pennsylvania…
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