La contraposición entre izquierda y economía -entendiendo este último término dentro del contexto occidental, liberal, capitalista y productivo- es total. La izquierda no crea riqueza, sino pobreza; la izquierda no redistribuye la riqueza, salvo en el sentido de rapiñar a la gente para apropiarse, el aparato partitocrático, de esa riqueza; la izquierda no genera riqueza, sino pesebres.
Por eso, que el Banco de España haya señalado la inutilidad de los expedientes de regulación temporal de empleo
(los famosos ERTEs) no debería producir sorpresa, salvo por el hecho de
que hayan tardado tanto en hacerlo. Y que la alta entidad financiera aconseje
que, en lugar de seguirles subvencionando infinitamente, se forme a los
empleados atrapados en los ERTE no es más que señalar una obviedad.
Para este viaje no necesitábamos alforjas…
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