Con los golpistas catalanes, uno nunca puede estar seguro de que el asco que sienten unos por otros no vaya a verse superado, en el último momento, por el odio superior que profesan a España.
Así fue como Cocomocho llegó
a la poltrona regional, cuando los Clicks Unidos de Playmobil apuraron
los tiempos negándose a apoyar la investidura de Arturito Menos. Ahora, ierreceos
y jotaporcatos no han avanzado nada después de casi ocho semanas de
negociaciones.
Si no nos fuera nuestro dinero en
ello -puesto que hace ya bastante que Catetonia sobrevive gracias al
dinero del resto de los españoles-, sería hasta divertido de contemplar.
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