Hace un año, el psicópata de la Moncloa decretó el estado de alarma, y aguantó cosa de dos meses y medio; hace cinco meses, volvió a hacerlo para otros seis meses. Queda, por lo tanto, algo menos de un mes para que venza el plazo y, si hay algo de sentido común, prudencia y decencia a la derecha del PSOE, no se prorrogará, por el bien de España.
En todo ese tiempo, desde el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer se han dedicado a regular todo menos lo verdaderamente importante. En parte, porque es probable que no les interese hacerlo: si resulta que el Consejo de Estado le exige que legisle para evitar tener que decretar el estado de alarma -que, además lleva a extremos no previstos en la legislación-, ya que la Ley Orgánica 3/1986, de 14 de abril, de Medidas Especiales en Materia de Salud Pública -que, por tanto, está a punto de cumplir treinta y cinco años- está obsoleta, y no lo hacen, es porque se encuentran mucho más cómodos sin nada que les ate las manos para hacer y deshacer a su gusto. Naturalmente, deshacen mucho más de lo que hacen…
Por ello, y por mucho más…
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