Quizá haya que ir cambiando el apodo al fugado de Waterloo, ahora que ha cambiado de peinado.
En efecto, de Cocomocho pasaría
a llamarse Tocomocho: lo último que se ha sacado de la manga es un
documento catalán de identidad, que no vale para nada, que no sirve para nada y
que cuesta doce euros la pieza.
Rectifico: sirve para que los tontos del haba que todavía le apoyan y siguen continúen sufragando su vida muelle.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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