Durante una de las algaradas secesionistas de los últimos años en Cataluña, un miembro de las fuerzas del orden se dirigió a uno de los filogolpistas diciendo la república no existe, seguido de un epíteto descriptivo relativo a la (escasa) inteligencia del interpelado, que ahora no recuerdo si era imbécil, idiota o estúpido.
Ahora, quien fuera hasta hace
poco letrado mayor de la asamblea legislativa regional y hace algo más de
tiempo secretario general de los ierreceos ha descrito la situación en
términos más extensos, más precisos y más jurídicos: la vía de la
autodeterminación está abocada al fracaso, igual que el tema de la
unilateralidad; y que la estrategia de los partidos independentistas sólo
genera frustración porque parte de premisas erróneas, tales como que Cataluña
se pueda acoger al derecho a la autodeterminación como si fuera una colonia.
Sólo le ha faltado añadir un cretinos final.
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