En menos de horas veinticuatro, el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer hizo bueno aquello de que un socialista es alguien capaz de afirmar una cosa y la contraria, y dio un paso en la dirección correcta y dos en la equivocada.
Anteayer, el consejo de ninistros
dio luz verde a la propuesta de Isabel Díaz-Ayuso, presidente de la Comunidad
de Madrid y perpetua espina clavada en el costado de Pierre Nodoyuna
para que las grandes empresas pudieran adquirir vacunas que administrar a sus
empleados. De este modo (es valoración mía) se lograría aliviar la carga del
sector público en las tareas de vacunación, al tiempo que se propiciaba la
vuelta al trabajo presencial de los vacunados.
Demasiado bonito para durar: al
poco, el desgobierno cambió la postura mantenida inicialmente por Sanidad a
favor de la propuesta de Isabel Díaz Ayuso y dijo que en ningún caso
permitiría que las empresas vacunen a sus trabajadores. Con tal de que no se
lleve otro el mérito -de nuevo es valoración mía-, a esta panda de psicópatas
no le importa cuántos mueran o se arruinen.
Por ello, y por mucho más…
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