La izquierda se proclama defensora de la gente, de las minorías, de los oprimidos, de los vulnerables, de los indefensos. En realidad, la izquierda es tan explotadora -o más- que la “no izquierda”, pero a este rasgo unen otros dos: inepcia en la gestión e hipocresía profunda.
Mónica Oltra es vicepresidente
del consejo de gobierno regional de Valencia. Pertenece a la izquierda
regionalista. Su ex marido ha sido condenado -de nuevo- a cinco años de prisión
por abusar de una menor tutelada. Ojo al dato, tres rasgos que la izquierda
dice defender: mujer, menor y en situación de desamparo.
¿Ha dicho algo la señora -en el
sentido grouchomarxista de la palabra- Oltra sobre el particular? Pues
más o menos lo mismo que sus homólogos del otro lado del charco (me refiero a
las Baleares) sobre el caso de las menores tuteladas por la administración y
prostituidas: ha callado como una puta.
Como muy bien ha señalado Toni Cantó, si el condenado hubiera sido del PP ya le habrían colgado en la plaza pública.
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