Como serán las cosas que hasta en la otra punta del mundo se han dado cuenta de que, bajo la égida del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, España no es de fiar.
En efecto, nuestras casi antípodas,
Australia, avanza hacia el embargo de bienes de España, a la que considera deudora
recalcitrante. Lo único que se me ocurre para justificar tal calificación
es que, al estar cabeza abajo, la sangre se les acumula en el cerebro y no les
permite expresar con claridad todo el desprecio que les inspiramos.
O eso, o retienen algo de la proverbial flema británica.
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